En primer lugar, los precios fijos establecidos por los consejos municipales no responden a los cambios dinámicos de la demanda, las variaciones de precios y bloquean la posibilidad de competencia entre las empresas de taxis. Por lo tanto, esta solución es simplemente no rentable. Los conductores y las empresas deberían poder ajustar sus tarifas en función de la ubicación, la estrategia de precios y la situación actual del mercado. Uber y Bolt tienen esta flexibilidad, pero los taxis tradicionales a menudo siguen estando bajo el control de las autoridades municipales. Esto es injusto.
En segundo lugar, está el aumento de precios. Hoy en día, el costo de un corte de cabello, un masaje o una comida en un restaurante sube debido a la inflación, los costos laborales y los materiales. Entonces, ¿por qué los viajes en taxi deberían ser una excepción? Los taxistas también enfrentan costos más altos de combustible, mantenimiento de vehículos, seguros y licencias. También es importante recordar que el trabajo en un taxi a menudo involucra turnos nocturnos, fines de semana y días festivos, condiciones que deben ser remuneradas adecuadamente.
El tercer aspecto importante es el cambio en la percepción de los clientes sobre la calidad del servicio. Usar plataformas baratas de transporte no garantiza el mismo nivel de seguridad o confort que los servicios tradicionales de taxis. Los taxistas experimentados conocen su ciudad como la palma de su mano, pueden dar consejos, ayudar y brindar un servicio profesional, cualidades que no siempre se pueden esperar de nuevos conductores que trabajan para aplicaciones como Uber o Bolt.
Por lo tanto, es fundamental que los precios de los servicios de taxi sean justos, flexibles y adaptados a la realidad del mercado. Solo de esta manera se puede asegurar tanto la satisfacción del cliente como condiciones laborales justas para los conductores.